¿No estamos al nivel de la Copa Libertadores?

Colombia en deuda
con La Libertadores. Foto: Conmebol
Por: Carlos Eduardo Rojas Tole

Ad portas de que se juegue la última fecha de la fase de grupos de la Copa Libertadores 2020, las presentaciones de los equipos colombianos han dejado mucho en que pensar. Independiente Medellín completamente eliminado siendo colero del grupo H, América de Cali esperando un milagro para poder clasificar a octavos y Atlético Junior que espera pasar a la Copa Sudamericana si termina en el tercer lugar del grupo A, después de no poder avanzar a octavos de Libertadores por segundo año consecutivo.

Claramente la historia de Colombia en la competencia de clubes más importante de nuestro continente es casi nula, comparada a la de naciones como Brasil, Argentina y Uruguay. Nuestros mejores momentos han sido chispazos de algunas generaciones, como las tres finales seguidas (perdidas todas) de América de Cali en 1985, 1986 y 1987, el título en 1989 del equipo de puros criollos de Atlético Nacional, la sorpresiva consagración de Once Caldas dirigido por Luis Fernando Montoya en el 2004 y, por último, el bicampeonato del conjunto paisa en el 2016. Pero ¿Por qué tenemos tan pocos títulos? ¿No podemos competirles a los grandes del continente? ¿Somos solo unos animadores? ¿No podemos aspirar a algo más?, son preguntas que quedan en el aire después de las decepcionantes participaciones en las últimas 4 ediciones.

DIM decepcionó en la Libertadores.
Foto: Conmebol
La temporada de este año fue atípica, el coronavirus detuvo por completo la actividad y gran parte de la competencia se jugó después de 6 meses, los equipos no sufrieron mayores bajas excepto América de Cali que en medio de la cuarentena salieron del equipo sus mayores figuras. Sin embargo, fue muy bajo el nivel futbolístico de nuestros representantes que se evidencia en la tabla de posiciones de los diferentes grupos. 

Según la Conmebol, de las últimas 11 ediciones, en ocho ha clasificado por lo menos un equipo colombiano a octavos de final (cinco de esas veces solo un equipo) y en esas mismas ocho ocasiones se ha pasado de octavos. Unos datos que suenan alentadores, pero teniendo en cuenta que en cada edición son tres los cupos que se tienen y que desde 2017 aumentamos a cuatro, el balance es malo según los constantes participantes, hablamos de Atlético Nacional, Santa Fe, Millonarios, Junior, Deportivo Cali e Independiente Medellín, los llamados “equipos grandes” de Colombia que en el papel son lo mejor de nuestro balompié. ¿Qué pasa con nuestro fútbol profesional?

Cuando se analizan las causas de estas desilusiones futbolísticas, siempre salen a relucir cuestiones de dinero. El fútbol colombiano es pobre, los equipos se sostienen con la taquilla de los partidos (que no es mucho considerando a los equipos chicos que no tienen hinchada), la venta de jugadores promesa (los venden a muy temprana edad), y ahora les entra otra platica por los derechos televisivos. No es mucha, pero si consideramos y ponemos de ejemplo a Atlético Junior, veremos que lo monetario no es el mayor problema.

En los últimos años, el ‘tiburón’ ha contratado a grandes figuras para su equipo, sin importar el dinero 
Junior se llenó de estrellas 
pero no brilló. Foto: Conmebol
que pueda costar. En el 2017 trajeron a Yimmy Chará (4 millones de dólares), y al hijo de la casa Teófilo Gutiérrez (2 millones de dólares); para el 2018 se hizo de los servicios de Jonatan Álvez (2.5 millones de dólares), sumado a Fabian Sambueza (1 millón de dólares), para el 2019, se dieron el gusto de traer al chileno Matías Fernández, que llego bajo préstamo (por 1 millón de dólares), pero que en su estadía en Junior era el jugador mejor pagado del fútbol profesional colombiano con un sueldo de 540 millones de pesos mensuales, según la revista Semana.

Para terminar, tenemos los fichajes de este año: Miguel Ángel Borja llegó a préstamo por 1 millón de dólares y recibe un sueldo de 410 millones de pesos, Sherman Cárdenas costó 1 millón más, y se sumaron Didier Moreno y Carmelo Valencia por 200 y 300 mil dólares respectivamente. Sumando estas contrataciones, desde el 2017, Junior ha gastado más de 13 millones de dólares, sin contar los abundantes salarios y aun así se queda todos los años en fase de grupos de Libertadores. La cuestión no es de dinero, hay que formar equipo.

El ejemplo no está tan lejos, para el 2016, Atlético Nacional culminó un proyecto de varios años con una campaña enorme que lo llevó al título continental. El conjunto, en ese entonces dirigido por Reinaldo Rueda, hizo récord de puntos (33) y solo perdió un partido en toda competición.

América llora su eliminación.
Foto: Conmebol
Atlético Nacional desde la llegada de Juan Carlos Osorio en el 2012 hizo un cambio desde lo directivo, formativo e institucional. El club paisa construyó la sede deportiva de Guarne (que es de las mejores en América), fortaleció la idea de su técnico, retuvo a la mayoría de sus figuras y sacó de las divisiones menores muchos jugadores que hicieron parte de los tres títulos seguidos de liga y dos de copa entre el 2012 y 2013, además que internacionalmente estuvieron cerca de la consagración cuando quedaron subcampeones de la Copa Sudamericana en el 2014. Esos pinares año tras año fueron pensados en construir un equipo altamente competitivo que les hiciera frente a los grandes del continente, en el 2016, con chicos como Dávinson Sánchez y Marlos Moreno, con jugadores de experiencia como Alexander Mejía, Franco Armani, Alexis Henríquez y Alejandro Guerra (muchos con más de 6 años en el club), con incorporaciones concretas como la de Miguel Ángel Borja y por último, acertando de gran manera con el finalizador de ese proyecto, Reinaldo Rueda, lograron alzar la copa por segunda vez en su historia.

El proyecto del cuadro verdolaga es la muestra que, para quedar campeón de un torneo como la Copa Libertadores de América, se necesita algo más que buenos jugadores. Para los equipos como los de nuestra liga no queda otra forma que construir unas bases sólidas, establecer procesos a largo plazo y aguantarlos, es muy difícil quedar campeón de la noche a la mañana, un club del fútbol colombiano tiene que cimentar algo serio por lo menos en tres años para lograr ser el mejor equipo del continente, sino, solamente seguirán gastando su dinero.
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